Este mes se cumplen 13 años de la aparición del billete de $100 con la cara de Eva Perón, y aunque todavía sigue en circulación, su poder adquisitivo ya no se parece en nada al que tenía en 2012. En aquel entonces, era el “papel grande” que representaba la mayor denominación del país y alcanzaba para comprar de todo en la canasta básica. Hoy, tras más de una década de inflación con cifras de dos y hasta tres dígitos, apenas se lo considera un vuelto de bolsillo.

La comparación entre 2012 y 2025 refleja crudamente la pérdida de valor. Según el Indec, en septiembre de 2012 un kilo de pan francés costaba $3,90: con un billete de Evita se podían comprar 25,6 kilos. Hoy, el mismo pan se vende a $3.759 por kilo, lo que significa que con $100 apenas se accede a 30 gramos, es decir, 85 veces menos.

El caso del asado es todavía más gráfico. En 2012, con un billete de $100 alcanzaba para llevar casi 8 kilos (el kilo costaba $12,70). Ahora, con un precio promedio de $11.004, los mismos $100 cubren apenas un 1% del valor.

Otros productos, la misma historia

El aceite mezcla de 1,5 litros también muestra un contraste brutal: en 2012 costaba $5,80 y alcanzaba para comprar 17 botellas. Hoy cuesta $4.527, por lo que se necesitan 45 billetes de $100 para una sola unidad.

En cuanto a la leche, hace 13 años el litro valía $2,60 y el billete alcanzaba para 38,4 litros. En la actualidad, con un precio de $1.616 por litro, los $100 solo compran 60 mililitros, menos de medio vaso.

El paquete de fideos secos de 500 gramos costaba $3,40 en 2012, lo que permitía llevar 29 con un solo billete. Hoy, con un precio de $1.492, hacen falta 15 billetes de Evita para comprar apenas uno.

La yerba mate, infaltable en la mesa argentina, pasó de $4,30 en 2015 a $2.322 en la actualidad. En aquel entonces, $100 alcanzaban para 23 paquetes; hoy, apenas cubren el 4% de uno solo, publicó Infobae.

De símbolo a vuelto

La caída del billete de $100 no solo se percibe en los alimentos. Hace poco más de una década alcanzaba para llenar el tanque de combustible, pagar pasajes de micro o incluso una salida nocturna. Hoy, es apenas una de las denominaciones más bajas que circulan, y difícilmente alcanza para comprar un producto completo en las góndolas.

Lo que alguna vez fue el billete más codiciado de la Argentina, hoy es apenas un recordatorio tangible del impacto de la inflación en la vida cotidiana.